La Administración pública está obligada a actuar con absoluta transparencia y a tener consideración y respeto a los ciudadanos. Pues bien, frecuentemente los ciudadanos percibimos a la Administración como una fiera que es mejor no despertar. Actuación con la declaración la Agencia Tributaria con la declaración del IRPF
Declaración del IRPF
En la declaración del IRPF 2011 comprobé que el «borrador» de la auto-liquidación tenía bien los datos maestros pero aplicaba la normativa haciendo una interpretación con la que estoy en desacuerdo produciéndome un perjuicio económico.
Solicitud de rectificación del borrador de autoliquidación
Después de ojear la Ley 35/2006, del IRPF, y ver Resoluciones e Instrucciones de Hacienda, Sentencias, etc. afiancé mi interpretación. Así que decidí confirmar el Borrador de autoliquidación del IRPF y, después, presenté una solicitud de rectificación de la misma.
En la solicitud argumentaba mi pretensión con hechos y fundamentos de derecho que apoyaba con cita de Resoluciones de Hacienda y Sentencias de Tribunales. Finalmente solicitaba la concreta rectificación.
Requerimiento e inicio procedimiento de verificación de datos
Después de 5 meses recibo un «Requerimiento» solicitándome que presentara diversa documentación en la Agencia Tributaria. El «Acuerdo» se refería a mi petición pero en el mismo documento me comunican el inicio de un «procedimiento de gestión tributaria de verificación de datos».
El procedimiento de verificación de datos está previsto en el Art 131 de la Ley General Tributaria (en adelante LGT). Y aunque la Agencia no dice por qué inicia este nuevo procedimiento entiendo que es para aclarar o justificar algún dato relativo a la auto-liquidación del IRPF (Art 131 d). Pero no deja de ser chocante que en un procedimiento iniciado a instancia de parte se acuerde otro procedimiento de verificación de datos, cuando aquel ya tiene su propia entidad ¿para qué el segundo procedimiento?.
Resolución de la Agencia Tributaria
Después de 14 meses desde la presentación de mi petición de rectificación recibí resolución expresa. El Acuerdo de la Agencia Tributaria no puede ser más parco “habiendo quedado aclaradas las incidencias que dieron lugar a este procedimiento, esta oficina le comunica que conforme a la normativa vigente no procede regularizar la situación tributaria”.
La inexistente motivación pone de manifiesto, bajo mi punto de vista, una reprochable falta de consideración institucional al contribuyente. Si un ciudadano se esfuerza en justificar su petición espera que la Administración debata mínimamente el argumento, es decir, motive su decisión. La situación es de total indefensión.
Por otra parte, la resolución debió producirse en una plazo máximo de seis meses (Art 104.1.b. de la LGT); por lo tanto dicha resolución denegatoria es también reprochable porque el vencimiento del plazo máximo sin haberse notificado resolución tiene automáticamente efectos de estimación de la solicitud, tal como dispone el Art.104.3 de la LGT.
En definitiva, un contribuyente se dirige al órgano administrativo competente con una petición razonada y argumentada y recibe una respuesta denegatoria sin argumentar ni motivar y fuera de plazo, en cuyo caso el silencio es positivo. La sensación no puede ser más decepcionante y deprimente, sobre todo teniendo en cuenta que la Administración se financia con los impuestos de los ciudadanos y está a su servicio y no al contrario.
¿Qué hacer?
Ahora cabría hacer una reclamación económico-administrativa ante el Tribunal Económico-Administrativo dependiente de Hacienda y después, si no satisface la resolución, acudir a la Jurisdicción Contencioso-Administrativa.
Estoy convencido que al final obtendría satisfacción a mi demanda, pero a estas alturas ya me ha costado más el collar que el perro (estudio de documentación, comparecencias, consultas con asesores, etc.).
No obstante este año he vuelto con mi anterior costumbre de ignorar el «Borrador» y hacer la auto-liquidación del IRPF con al programa “Padre”. He aplicado mis propios criterios y ha funcionado.
Las personas de mi entorno piensan que es mejor no despertar a la fiera. Es triste actuar así. Entiendo que es al contrario. Hay que domesticar a una fiera que está a mi servicio con la Ley y los instrumentos legales, por supuesto.
Que cada uno saque sus propias conclusiones pero mientras no despojemos a la Administración de su prepotencia, trasnochados malos hábitos, acomodación funcionarial y no asuma y practique que está al servicio del ciudadano (su genuino patrono y cliente) no podemos esperar tener un Estado moderno y eficiente. Por supuesto no se merece ningún respeto y lo mejor es rehuirla. Así no se levanta un país.